Febrero está a la vuelta de la esquina, el mes de los Oscars, los Goya y un puñado de entregas de premios más a los que los actores acuden con sus mejores galas. Y en términos de moda masculina, la elegancia es sinónimo de esmoquin, el traje de etiqueta por excelencia.
Sin embargo no siempre fue así. Aunque ahora nos cueste creerlo, en sus orígenes, que se remontan al siglo XIX, el esmoquin era una prenda informal que la nobleza solo empleaba en cenas privadas, de ahí que también se lo conociera como dinner jacket (chaqueta para cenas). Aunque el nombre con el que ha pasado a la historia procede de la inglesa smoking jacket (literalmente, chaqueta para fumar), una prenda que los caballeros se ponían cuando se retiraban a una sala a castigarse el pulmón pipa o cigarro en mano. No fue hasta después de la segunda guerra mundial que empezó a otorgársele el estatus que ahora tiene.
Volviendo a los Oscars y al cine, la popularidad de esta prenda sin duda se debe a estrellas como Cary Grant o personajes como James Bond. Por ello los diseñadores siempre lo tienen en cuenta en sus colecciones, ofreciendo diferentes opciones de color, largo y abotonadura. Valga como ejemplo la americana de terciopelo verde de Emporio Armarni que te mostramos. Dicha versatilidad ha hecho que cada vez sea más frecuente que se exija esmoquin (el famoso dress code) en bodas o eventos sociales.
No te pierdas: Damos por sentado que ya has estado en Londres y has visto toda la inmensa parte turística. Así que te vamos a proponer algo diferente: un recorrido por el Londres más lujoso; algo así como “Londres para millonarios”. Para empezar, pásate por Savile Row, la calle donde se concentran las sastrerías más exclusivas de la ciudad. Una vez allí, recuerda que un caballero nunca mira escaparates, así que escoge la sastrería que más simpática te caiga (la más antigua es Henry Poole, que data de 1806) y encarga un esmoquin o un traje a medida. Eso sí, ten en cuenta que, dependiendo de la calidad de las telas, uno de sus trajes puede llegar los 11.000 euros, aunque el precio medio suele rondar los 4.000.
Vale, ya tienes la ropa. Pero para lucir más bonito que un maletín lleno de billetes de quinientos euros te hace falta un buen corte de pelo. Y, mira por donde, el peluquero más caro del mundo tiene su sede en Londres. Hablamos de Stuart Phillips, cuyos exclusivos servicios VIP incluyen, además de un trato exquisito, un desayuno especial (o una cena con champán), traslado en limusina, lotes de productos, masajes capilares y un largo etcétera de ostentación que, eso sí, puede alcanzar los 10.000 euros.
Peinado y vestido, es hora de buscar piso. O mansión, ya puestos. Los barrios favoritos de los millonarios londinenses son Kesington & Chelsea, Belgravia y Hampstead. En el primero se encuentra Kesington Palace Gardens (hasta el nombre derrocha lujo), la calle más cara de Reino Unido. Ahí tendrás como vecino a Roman Abramovich o a Lakshmi Mittal, el hombre más rico de Reino Unido. Semejante compañía no es barata, claro: el precio medio de las viviendas en esta calle es de 47.000.000 euros.
Pero, bueno, si ves que el presupuesto no te llega y aún así quieres echarle un vistazo a los casoplones más lujosos de Londres, reserva plaza en el Kleptocrazy Tours, un recorrido guiado por las mansiones que se sospecha están compradas con dinero “sucio” por multimillonarios rusos. Es una especie de protesta, sí, pero también otra forma de hacer turismo.